El niño camerunés que llegó a Salt hace 11 años y ahora es un brillante ingeniero

Perfil

Darcel Yoya ideó como trabajo de fin de grado una fuente que funciona con energía fotovoltaica y que evitará que los habitantes de Banekane deban recorrer kilómetros para abastecerse de agua

Horizontal

El proyecto sostenible de Darcel, una bomba de agua que funciona con placas fotovoltaicas, evita largas caminatas a las familias del pueblo camerunés

LV

La familia de Darcel Yoya (Banekane, Camerún, 1996) se ha movido en la historia con la determinación de un motor que bombea agua de un pozo. El abuelo de Darcel trabajó de chófer para un alto gobernante en Duala (Camerún) durante 30 años. Crio a ocho hijos y a todos les inculcó el valor de la constancia y el esfuerzo. El segundo de sus vástagos, el padre de Darcel, vino a Europa a trabajar para prosperar. Se situó en Salt (Girona), trabajó de peón, y trajo a su familia, mujer y dos hijos unos años después a su nueva morada. Además del sustento económico quería que sus hijos recibieran una buena formación.

“Hemos dado un gran salto”, escuchó el entonces niño Darcel a su padre cuando se instaló en su nueva casa. “Tenemos un objetivo, una razón por la que luchar, no la olvidemos” y lo vacunó contra posibles menosprecios que pudiera recibir recomendándole que nunca se sintiera víctima en las dificultades. Han pasado 11 años de aquellas palabras. Y Darcel ha superado las dificultades contra aula o patio manteniendo un espíritu positivo. Y no ha dejado de funcionar el motor vital de su propósito, crecer y progresar. Con esa visión a largo plazo, ha trazado una brillante carrera académica. Su expediente académico le llevó a ser seleccionado para las becas de la Fundació Catalunya–La Pedrera que ha sufragado también su formación universitaria después de que le ayudara económicamente mientras estudiaba secundaria. Desde hace unas semanas Darcel es ingeniero de Energía después de presentar el trabajo de fin de grado, muy relacionado con su origen.

En verano, Darcel regresó Banekane, el pueblo de origen familiar. Allí estaba su abuelo, orgulloso de la notoriedad de su nieto. No sólo por el título, también por lo que el nieto llevaba al pueblo que vive de la agricultura: una fuente de agua.

Gracias a su contribución y la de Sergi Ortega, el otro alumno que ha elaborado el trabajo de fin de grado, las familias han ganado en calidad de vida y en salud. Ya no tienen que caminar kilómetros por caminos montañosos hasta encontrar un aguazal de agua marronosa con la que llenar cubos y bidones, hasta 5 litros por persona y día. Transportarla hasta casa, filtrarla, hervirla, y dejarla reposar unos días antes de poder ser consumida. Ya no hay miedo a las enfermedades.

Ahora el agua transparente procedente del subsuelo mana de un grifo situado en el centro del pueblo. Se cierra por la noche pero es útil durante todo el día a los 2.000 habitantes de Banekane. Ya no tienen que hervirla y almacenarla. Su potabilidad, según ha medido el propio alcalde, es de buena calidad. La fuente se ha convertido en un bien patrimonial para el pueblo y las gentes de la vecindad acuden para observarla.

Darcel y Sergi, estudiantes de ingeniería de Energía de la Politècnica de Catalunya (UPC), han trabajado durante un año en este proyecto, Green Energy Water, consistente en el diseño de una bomba de agua impulsada por energía fotovoltaica (placas solares) para instalarla en Camerún. Además de las cuestiones propias del trabajo, tutorizado por el profesor Herminio Martínez, del departamento de ingeniería electrónica de la UPC, han buscado la financiación necesaria para poder realizarlo. Y obtuvieron una buena respuesta por parte del Ayuntamiento de Terrassa y de la propia UPC, así como de la empresa Main Memory y de la contribución de la farmacia de El Mercat en Rubí. La implicación de las familias ha sido fundamental. El padre de Sergi es director de la Fundación Provalores, de origen colombiano, y le ha ayudado desde el primer momento a conseguir los objetivos.

Una vez con fondos, los estudiantes contactaron con alumnos de ingeniería de la universidad camerunesa que han sido claves para contratar los servicios de prospección geológica, el material y la mano de obra. Sobresaltos al margen, como algunas faltas de cumplimiento por parte de las empresas camerunesas subcontratadas, Darcel y Sergi han estado sobre las obras en todo momento, desde la perforación a 85 metros de profundidad para encontrar agua hasta ver el agua salir de un caño.

Sergi, no obstante, tuvo que regresar a Barcelona a empezar las clases de ingeniería mecánica (su segunda carrera) y se perdió la fiesta que organizó la comunidad con la bendición del anciano jefe, el reconocimiento del alcalde y el orgullo del abuelo. Los padres de Darcel, y toda la extensa familia, estaban también allí recogiendo la recompensa a los esfuerzos de una vida de inmigración.

El trabajo, presentado hace unas semanas, obtuvo un sobresaliente. Darcel se centra ahora en encontrar un trabajo para poder ahorrar y afrontar los gastos del máster que quiere iniciar el próximo curso. Quizás en un futuro se plantee trabajar en Camerún. Mientras tanto, los profesores del instituto Salvador Sunyer (Salt) le invitan a contar su historia en las aulas.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...